Tiempos Modernos.


La mujer camina presurosa. Acaba de estacionar su automóvil en el único lugar libre que había hallado por la Avenida 27 de Junio. Se trata de una distancia de dos cuadras, pero sus tacones le dificultan la tarea. Mas los stilettos son un “must have” en el closet de toda mujer moderna. Cuando hablamos de stilettos nos referimos a zapatos o sandalias, pero su característica inconfundible es el taco delgado y muy alto, tipo aguja.

La oficina de la editorial es en Puerto Bahía. Ha pensado en varias oportunidades adquirir un piso en la Ciudad Vieja, pero cuestan una fortuna, incluso más que en la Gran Manzana.

Le han dado como último plazo para la entrega de su obra, esta jornada, a la hora 18. Apenas le quedan quince minutos, y apura más el paso aún. Las luces de Montevideo comienzan a encenderse. La mujer contempla alborozada la vista de la bahía, con esos pequeños puntitos luminosos que dibujan la silueta del Cerro. Y pensar que los argentinos se enorgullecían de Puerto Madero… Hace algún tiempo se concluyeron las obras del colector de la Bahía de Montevideo. Eficientemente, en tiempo y forma. Ahora el agua de la bahía resulta verde y transparente, y la playa “de más” es la Capurro.

Claro está, llegar a este grado de organización y eficiencia le costó la vida a más de uno. Fue cuando colapsaron las Bases de Datos de los Entes Públicos debido a la redundancia de la información. Entonces; estalló la “Guerra Burocrática”.

Luego de medio siglo de hostilidades, finalmente en Consejo de Ministros se llegó a firmar el acuerdo que lo cambiaría todo: “Menos es Más”.

El mencionado acuerdo se refería a la unificación de todos los sistemas existentes en la Administración Pública, para así llegar a una única base de datos, y la definición de un único centro corporativo: La Oficina de Asuntos de Personas de la Nación. Esto implicó que el papel dejara de utilizarse paulatinamente para la impresión de documentos, y se le diese un uso más productivo. Sólo se lo podía encontrar en remates o en la feria de Tristán Narvaja.

Todo había estallado el día que los aviones vecinos habían comenzado a sobrevolar la Ciudad Industrial de Fray Bentos. Se veía venir la guerra; solo era cuestión de tiempo. Quienes vivían cerca del Puente Internacional San Martín perecieron masacrados.

Desde entonces, las fronteras están cerradas con campos minados y cercos electrificados. Desde Gualeguaychú tiran misiles, y cada tanto, se infiltran suicidas de la vecina orilla. Los atentados están a la orden del día. El último fue en el Templo de la Comunidad Israelita Sefaradí, sita en la misma Ciudad Vieja.

A pesar de todo, Uruguay es el único país que sobrevive en la región. Este fenómeno no tiene explicación alguna para los Analistas Políticos del Mundo, aunque dedican sus prestigiosas horas, días, meses y años al estudio de este extraño suceso.

Lo cierto es, que el día siguiente de los hechos sangrientos de Gualeguaychú, el Bolivariano y Mr. President, se habían transformado al fundamentalismo. A partir de ese mismo momento, todos los católicos se vieron obligados a convertirse al islamismo, y hacer sus oraciones diarias en dirección a La Meca. Comenzó inmediatamente la persecución y ejecución de ateos, judíos, negros y homosexuales. Todos eran condenados a varios años de prisión, y finalmente, resultaban ejecutados.

Los fenómenos de violaciones y de adictos sexuales habían ido en aumento. Es que cuando algún ejemplar de sexo masculino divisaba un pedazo de piel de fémina, no podía dominar sus bajos instintos. Su cuerpo no le respondía, una fuerza sobrehumana se apoderaba del individuo y entraba en un Coma Sexual. A tal punto, que se volvía una fiera indomable, y atacaba a cuanta mujer encontrara en la vuelta.

Tal era el terror, que estaba decretada la pena de muerte para cualquier mujer que se le corriera un breve centímetro su pesada burka, puesto que eso incitaba el recrudecimiento del Coma Sexual.

Lo cierto es, como ya mencionamos anteriormente, solamente Uruguay pudo resistir al Fenómeno Islamita. Quizá, por alguna extraña razón, el Mulá Alí Hasid, Jefe Supremo, había decidido dejar la transformación de este ignoto país para el final.

Tal es así, que los uruguayos no sabían cuál sería el día señalado, y estaban aterrados.
La mujer se ha arriesgado a salir a la calle, a pesar del toque de queda. Son exactamente las 18, y oprime el timbre de la editorial. Si alguien la ataca, se defenderá con sus tacos aguja.

Anna Donner ©2009

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